miércoles, agosto 09, 2006

4 personajes

El personaje Uno depositó la tasa sin café en la pileta de la cocina, agarró las llaves que estaban en el desayunador, abrió la puerta y la cerró detrás de sí produciendo un ruido fuerte que retumbo en la soledad del pasillo del octavo piso donde vivía. Caminó por el pasillo a oscuras hasta el ascensor y esperó. Abrió la puerta enrejada, dio un paso hacia adelante y la cerró con una mano mientras levantaba la otra para apretar el botón de PB. Se quedó parado durante unos segundos y se acordó que al medio día había planificado un almuerzo con el personaje Tres. Uno y Tres apenas se conocían, se habían visto alguna vez en el cumpleaños del personaje Dos, amigo de toda la vida del personaje Uno y compañero de trabajo del personaje Tres.
A la salida del ascensor, el personaje Uno se cruzó con el portero que baldeaba la vereda y en su camino a la parada del colectivo compró el diario al canillita de la esquina. Sin mirarlo se lo guardó abajo del brazo y alzó la mano para frenar el colectivo. Subió, sacó su boleto y caminó hasta el fondo del pasillo. A los 15 minutos, se dio vuelta, hizo sonar el timbre y cuando lo consideró prudente bajó del colectivo aun en movimiento. Caminó dos cuadras más, giró a la derecha e ingreso en el edificio de oficinas donde trabajaba. A diferencia del personaje Tres o el personaje Dos, el personaje Uno siempre había trabajado en el mismo lugar. Después de pasar la tarjeta magnética por el visor del molinete, se encontró con el personaje Cuatro. El personaje Cuatro era su jefe, que lo había contratado gracias a las recomendaciones de su amigo el personaje Dos. El personaje Dos y Cuatro habían sido compañeros en la facultad y habían trabajo juntos en alguna oportunidad, pero desde hacia un par de años ya no se veían, ni se hablaban.
Después de un cordial y afectuoso “buen día” el personaje Uno y el personaje Cuatro subieron al ascensor de puertas metálicas y automáticas y se mantuvieron en silencio. Sólo se escuchaba la grabación del ascensor que con una voz robótica anunciaba los pisos que iban pasando. El personaje Uno pensó que el personaje Tres y el personaje Cuatro se llevarían bien si se conocieran. Finalmente escucho el sonido robótico de la grabación del ascensor que dijo “octavo piso” y el personaje Uno cortó por la mitad un pensamiento prejuicioso sobre la sexualidad del personaje Tres y el personaje Cuatro. Un momneto despues el personaje Uno y el personaje Cuatro bajaron del ascensor y caminaron hacia la puerta de vidrio de la oficina.
La secretaría los miró entrar, los saludó y les dijo que el grupo de empresarios japoneses los esperaba en la sala de reuniones. El personaje Cuatro respondió moviendo la cabeza, mientras que el personaje Uno fue directo para su oficina. Antes de empezar la reunión debía llamar al personaje Dos para que lo acompañara hoy al medio día a almorzar con el personaje Tres. No le dijo nada, pero iba a tratar que el personaje Cuatro los acompañara. Hacía un par de años que el personaje Dos y el personaje Cuatro no se hablaban.
Al medio día, el personaje Uno y el personaje Cuatro llegaron al bar un rato después que el personaje Dos, que los esperaba instalado en una mesa junto a una ventana. Unos minutos después el personaje Tres entró al bar, miró por sobre sus hombros como tratando de girar 360 grados su cabeza, y los vio. El personaje Uno, el personaje Dos, el personaje Tres y el personaje Cuatro almorzaron sentados en la misma mesa. Era la primera vez –y quizá también la última– que comían los cuatro juntos.

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